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It's Here

Actualizado: 15 abr 2023

Here, un cómic de Richard McGuire que muestra cómo el montaje narrativo hace parte de la historia misma.


Si aún no conoces el cómic, al final del artículo encontrarás las imágenes completas, eso sí, prepárate para que te explote la cabeza y viajes en el tiempo, sin moverte :)


El cómic Here de Richard McGuire resulta muy interesante en su narrativa, en donde la historia no es necesariamente lineal en cuanto a lo temporal, y aún así se logran percibir a dos personajes relevantes en la historia: más allá del personaje protagonista, está la casa, o mejor, el espacio.



Lo interesante de este cómic es que es una historia en montaje paralelo, donde se dan saltos en el tiempo, y en esa lectura del tiempo intervienen tres aspectos fundamentales que mantienen en igualdad de condiciones el peso del paso del tiempo; tanto imagen, texto y composición de las viñetas se complementan en una danza continua donde no hay una más importante que la otra, pero que si hace falta alguna, la historia pierde el sentido de la temporalidad, que es precisamente la base conceptual de este cómic.


Es así que la imagen, más allá de la escena narrada en sí misma, nos da la sensación del paso del tiempo a partir de la escenografía, desde el decorado de la cortina, el diseño del mobiliario, la tecnología presente o la vestimenta de los personajes. Pero sin el texto no podría seguirse el paso de la historia, pues las cartelas que indican el año definen ese paso del tiempo de manera específica, permitiendo relacionar viñetas de años consecutivos o con eventos sucedidos durante el mismo año. De esta manera es posible hacer una línea de tiempo si el lector quiere, que rompe con las conversaciones y narrativas que se dan al tener el montaje paralelo, pero que dan lugar a una narrativa más elevada, como si hiciéramos una especie de zoom out a la historia para descubrir otra que sigue el arco narrativo tradicional de orden ABC - inicio, nudo y desenlace. De la misma manera, la composición de las viñetas termina de complementar ese montaje paralelo en donde la línea de tiempo se rompe y se superpone para generar micro-historias que se refuerzan con la imagen, pero en donde el texto juega un papel fundamental para poder crear conversaciones y microconversaciones.


Así se consiguen diversas historias en una, una que marca un tiempo no lineal, donde vemos nacer y crecer a William, quien luego tiene un hijo, Billy, de quien luego nos enteramos que ha muerto, y aún así, en esa “linealidad no lineal”, viajamos a un pasado mucho tiempo antes de que ellos aparecieran en la historia universal y mucho tiempo después de haberse ido. Y al final, todo el cómic es la historia del espacio como protagonista, que a su vez no existe, pues no es más que la representación de un lugar tal vez imaginario o tal vez autobiográfico del autor.


Sin embargo, vemos pequeñas historias que suceden en cada página y que están inmersas en la cotidianidad en relación con ese espacio, en donde la composición de las viñetas y el texto de los diálogos cumplen la función de hilo conductor.


Y luego tenemos micro-historias en cada viñeta, donde la composición de éstas resulta enriquecedora y fundamental para su existencia, pues si bien la composición de cada página es de 6 viñetas, dentro de cada una puede haber una, dos o tres más que definen tanto un paso del tiempo y al mismo tiempo una simultaneidad en donde el lugar se convierte en el elemento unificador.



Esta construcción que superpone el tiempo, normalmente percibido como lineal, permite que el lector decida en qué nivel quiere navegar la historia, y así mismo, pasar por los tres niveles de manera simultánea.


Es así que casi que podríamos definir una función fundamental para cada elemento dentro de la historia:

  • La viñeta como elemento unificador del tiempo, es el punto que permite superponer el tiempo en un solo espacio para, desde ahí, expandir el tiempo. Aquí el tamaño y la ubicación de las viñetas internas es fundamental (aquellas que están dentro de las viñetas principales que hacen parte de las 6 que componen la página), pues tanto tamaño como ubicación permiten un orden de lectura específico como si de ventanas se tratara, que nos dejan dar un vistazo a un pasado. O un futuro para complementar el “presente” difuso en cada viñeta.

  • El texto como hilo conductor narrativo organizador del tiempo que ha sido superpuesto por el espacio de la viñeta, abriendo la posibilidad a historias cortas en cada viñeta que se unen para crear una nueva historia en la página y una más en el cómic completo.

  • La imagen como elemento concreto que cierra la narrativa y marca la correlación entre los momentos cotidianos que suceden en distintos puntos de la línea temporal. Entendiendo lo concreto como la representación cercana a una realidad para contar con elementos fácilmente reconocibles para que como lectores podamos entender la historia, dado el grado de abstracción de la historia generado precisamente por la ruptura de la linealidad temporal.


Esta distribución de funciones tan clara es la que marca el equilibrio perfecto de los pesos de los elementos en la construcción narrativa, pues se convierten en los pilares que permiten el balance de los distintos niveles de la historia. Estos viajes temporales simultáneos terminan siendo lo provocativo de este cómic y que le dan una velocidad a la lectura que depende del tipo de nivel de historia en el que el lector/espectador quiera sumergirse. Esto resulta también en una multiplicidad de ritmos que también marcan la temporalidad misma percibida, pues en pocas páginas se cuenta una historia de miles de millones de años en un lugar, pero al mismo tiempo en una sola viñeta suceden situaciones de la lentitud de la cotidianidad.


Entonces, tenemos:

  • Una superposición temporal marcada por el quiebre de la línea del tiempo que igual se va marcando desde el texto con las cartelas de los años (que permiten reorganizar la línea).

  • Una superposición de historias marcada por los tres niveles, desde la línea temporal hasta la cotidianidad en un espacio.

  • Una superposición rítmica marcada por la rapidez de lectura de las viñetas y entre las viñetas y al mismo tiempo la lentitud al tratar de interpretar la historia macro del lugar en el tiempo.

  • Una superposición cognitiva que navega entre lo abstracto y lo concreto, donde lo concreto se marca por las situaciones específicas y por la cotidianidad y lo abstracto por la reconstrucción temporal.

  • Una superposición narrativa, en donde se cuentan historias inmersas en una cotidianidad del espacio, una historia del paso del tiempo en sí mismo a través de un espacio y un meta-mensaje en cada historia de página o de cada viñeta, que hace referencia a historias como la de la conquista y apropiación del territorio, el sentido de la vida a través de lo rutinario (“the more I clean…”), las dinámicas sociales, la muerte como parte de la vida, etc.


Esta obra pone sobre la mesa un ejemplo claro que resuelve de manera contundente dos discusiones que se han presentado a lo largo del tiempo.

La primera es que en el cómic, la imagen, el texto y la viñeta tienen el mismo nivel de importancia y es el autor y la historia misma la que define si es que se necesita más de uno u otro elemento en pro del entendimiento e inmersión del lector/espectador. Y por otro lado, deja claro que el cómic, desde la conjunción de estos tres elementos, tiene un lenguaje propio que, si bien relacionable, no es comparable con otros medios narrativos, puesto que los elementos con los que cuenta son exclusivos del cómic. En una pieza de arte visual prima la imagen, y si bien puede haber texto, no cuenta necesariamente con el elemento del tiempo, y en una pieza audiovisual, si bien ésta última cuenta con el elemento del tiempo, además cuenta con el sonido, que en el cómic éste depende del texto, de la imagen y de la misma imaginación del espectador; y si bien el cine (como representante del mundo audiovisual) puede jugar con la linealidad del tiempo a través del montaje, igual va a estar anclado al movimiento de las imágenes en el tiempo, mientras que en el cómic esta linealidad se puede romper desde del uso del espacio. Por esta, entre muchas otras razones, merece la categoría de Arte Mayor.

Y como Arte Mayor, las marcas puedebn utilizar el cómic, al igual que el lenguaje audiovisual, visual o escrito, como una forma de entretener y conectar con las personas, invitándo a su público objetivo a ser parte de su mundo y enamorarlo con buenas historias :)









Si quieres que tu marca cuente historias que realmente conecten con las personas, contáctanos, nosotros te ayudamos :)



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